Programa completo »
Una reflexión crítica sobre la ciudad conectada a partir de iniciativas ciudadanas híbridas
La última crisis sanitaria ha acelerado exponencialmente la digitalización de la sociedad. Mientras presenciamos una intensificación del uso de la tecnología (internet, plataformas digitales, redes sociales, domótica, inteligencia artificial) y corporeizamos los aparatos tecnológicos como extensiones del propio cuerpo humano (smartphones, tablets, relojes y robots inteligentes), observamos cómo se intensifican los procesos de exclusión social a partir de las brechas digitales (geográficas, de género, educativas, etc.) tanto en el acceso a las tecnologías como en la capacidad de uso de las mismas. La difusión de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y su penetración en la sociedad son elementos necesarios a tener en cuenta para repensar las profundas modificaciones de las experiencias cotidianas entre el mundo digital y el mundo offline (mundo onlife) que cohabitan, reconfiguran y disputan el acceso a las ciudades contemporáneas y a la propia condición de ciudadanía. En este trabajo analizamos una serie de iniciativas y prácticas ciudadanas híbridas, participativas y rebeldes (Harvey, 2012) que intervienen en la esfera pública para reflexionar sobre nuevos conceptos emergentes de ciudad desde una perspectiva crítica feminista. Partimos de una metodología multisituada que combina la etnografía digital (Pink et al., 2016) y la observación participante como herramientas clave para aproximarnos a fenómenos sociales complejos mediados por la tecnología. Las iniciativas propuestas son expresiones mediadas digitalmente para el apoyo mutuo, la convivencia y las reivindicaciones sobre el acceso, uso y disfrute de la ciudad como espacio/lugar común que cuestionan la condición de ciudadanía como garantía para el ejercicio pleno de derechos. La propuesta permite dialogar sobre la digitalización acelerada y las nuevas formas de entender el derecho a la ciudad a partir de nociones básicas como la reapropiación del espacio público, la convivencia, el rechazo de las violencias, exclusiones y discriminaciones (machistas, xenófobas, institucionales), en definitiva, sobre la decencia de la sociedad (Margalit, 2010) tecnologizada