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Las múltiples apropiaciones de Rosalía: ¿feminismo poligonero con toques de flamenco?
La cantante e intérprete Rosalía es una de las pocas celebridades españolas que ha logrado éxito internacional. Celebrada y criticada al mismo tiempo por sus acercamientos al feminismo y al flamenco desde una estética subcultural urbana y marginada, Rosalía es una artista que torsiona tanto el feminismo como el posfeminismo para aportar un nuevo repertorio de representación de lo femenino.
Durante los últimos años su carrera como cantaora flamenca emergente se ha ido redirigiendo a los llamados estilos de música urbana juveniles como el reggaeton y el trap. Globalmente es leída como una mujer joven empoderada, que convierte sus decisiones profesionales en éxitos una y otra vez y, como tal, Rosalía encaja en las trayectorias enmarcadas por las ideologías feministas neoliberales (Fraser, 2013; Rottenberg, 2014; Banet-Weiser, 2015; Prügl, 2015). Su estrategia de mercado se basa en un trabajo intensivo de imagen a través de apariciones públicas y, concretamente, por su aparición en vídeos musicales complejos muy bien producidos. En esta investigación analizamos los significados que surgen de los vídeos y las actuaciones públicas de Rosalía desde una perspectiva crítica y feminista (ACD, FMT). Para este fin, hemos seleccionado seis vídeos musicales recientes (Malamente, Pienso en tu Mirá, Millionària, Con altura, Aute Cuture, A Palé) y varias entrevistas con ella.
Rosalía encarna a la mujer española famosa (Spanish celebrity) y se construye como un icono pop posfeminista de marca global. Por un lado, y para presentarse como una artista española auténtica, Rosalía ha conservado parte de su iconografía flamenca (femenina) y atributos gitanos racializados, por los cuales ha sido acusada de apropiación cultural. Por otro lado, y para ser percibida como una cantante pop global sólida, emula y cita el estilo de las divas de reggaeton como Ivy Queen, o artistas de pop electrónico, dance y R&B como Rihanna o Beyoncé. En general, su presencia transnacional ha consolidado en todo el mundo una interpretación positiva y emancipada de la figura popular de la ‘choni’, un término peyorativo para definir a las mujeres de clase trabajadora y/o con un capital cultural bajo, consideradas como alguien ordinario y con una dudosa reputación sexual (Willem, Araüna y Tortajada, 2018; Oliva, 2018).
Así, Rosalía opera como un significante complejo en la intersección de género y clase, subvirtiendo las jerarquías convencionales. Toma prestados los rasgos de una feminidad excesiva criticados por las feministas de la segunda ola (como, por ejemplo, tacones de aguja y un escote generoso) para reivindicarlos como empoderadores yendo más allá que otras artistas femeninas que se han apropiado de los estilos de música machista como el reggaeton para difundir mensajes feministas (Araüna, Tortajada y Figueras, 2019). Rosalía ha logrado ocupar una posición prestigiosa en la industria de la música (su talento y su formación musical formal son a menudo destacados en la prensa) y una posición comercial convencional dirigida a un público de varias clases sociales.