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Pierrot, Arlequin y nosotros, los espectadores. A propósito de Funny Games (Michael Haneke, 1997)
La propuesta pretende desarrollar un análisis de la representación fílmica con el propósito de poner de relieve la estructura lúdica de Funny Games como juego de juegos. A través de toda una serie de gestiones narrativas se efectúa una doble operación dirigidas a una relación especular con el espectador. Por un lado la película de Michael Haneke ofrece mecanismos expresivos que van encaminados al desplazamiento de la mirada objetiva en subjetiva. Por otro, presenta, un brutal choque entre el registro de la comedia con la tragedia a través de los jóvenes psicópatas, Peter y Paul, que se erigen en los payasos contemporáneos, en las figuras de Pierrot y Arlequín, cuyas resonancias negativas conducen a la encarnación del mal absoluto. A su vez, la familia son las víctimas y son expuestas como el prototipo de la institución familiar. De este modo, la pantalla cinematográfica es convertida en un dispositivo de interrogación sobre sus modos de representación y, a su vez, construida bajo una sólida dimensión moral. El objetivo último del relato hanekiano es revestirlo de “una función pedagógica: familiarizar el cine, acercarlo a una cotidianidad para que hable de tú a tú a la experiencia –a la conciencia– del espectador” (Font, D., 2002: 16).